Fuente: Guía de la Discapacidad de Polibea, No. 124, Julio-Agosto 2008
Artículo abreviado.
Como resultado del proyecto “Estimulación Temprana a través del juego y los juguetes. Pautas para el diseño de juguetes útiles en terapia psicopedagógica”, financiado por el IMPIVA y desarrollado por el Instituto Tecnológico del Juguete (AIJU) en colaboración con CDIAT-APADIS, se ha presentado la guía “Juego, Juguetes y Atención Temprana”, en la que se incluye información sobre la problemática de la Atención Temprana, las necesidades y requerimientos que deben tener las actividades lúdicas y las características que deben reunir los materiales lúdicos utilizados en esta área de intervención infantil.
¿Qué es la Atención Temprana?
Lo que hoy conocemos como Atención Temprana ha tenido otras denominaciones en el pasado como estimulación precoz, atención precoz o estimulación temprana, que han propiciado el concepto actual sobre este ámbito científico y de intervención.
El Libro Blanco de la Atención Temprana la define como: “el conjunto de intervenciones, dirigidas a la población infantil de 0 a 6 años, a la familia y al entorno, que tienen por objetivo dar respuesta, lo más pronto posible, a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños con trastornos en su desarrollo o que tienen riesgo de padecerlos. Estas intervenciones, que deben considerar la globalidad del niño, han de ser planificadas por un equipo de profesionales de orientación interdisciplinar o transdisciplinar”.
Los primeros años constituyen un período de la vida caracterizado por el crecimiento, la maduración y el desarrollo, es una etapa especialmente crítica ya que en ella se van a adquirir las habilidades motrices, perceptivas, lingüísticas, cognitivas y sociales que posibilitarán el desarrollo personal y social del niño.
La privación de los estímulos y de las experiencias que proporciona el entorno o las afectaciones tempranas, como consecuencia de enfermedades, discapacidades o síndromes, pueden comprometer el curso evolutivo, por lo que aprovechar la plasticidad neuronal de estos primeros estadios resulta crucial para favorecer el proceso evolutivo.
La intervención temprana posibilita ganancias significativas en el dominio de la motricidad volountaria, en el rendimiento intelectual, en el desarrollo del lenguaje y en el manejo de las habilidades académicas y sociales (Millá y Mulas 2005).
Población susceptible de Atención Temprana
La Atención Temprana comprende tres campos de actualización:
-La población infantil general para llevar a cabo acciones de prevención de posibles trastornos en el desarrollo.
-Aquellos grupos considerados de riesgo por estar expuestos a factores que pueden provocar alternaciones del curso evolutivo.
-Los niños con trastornos en el desarrollo cuya presencia es evidenciable.
Objetivos generales de la Atención Temprana
Entre los objetivos a lograr en los Centros de Atención Temprana se destacan los siguientes:
-Reducir los efectos de las discapacidades o trastornos sobre le desarrollo de los niños atentidos y sus familias
-Favorecer el desarrollo infantil (0-6 años) en su globalidad.
-Plantear mecanismos para la eliminación de barreras y adaptación a las necesidades específicas de cada niño y cada familia.
-Reducir en la medida de lo posible la aparición de déficits asociados a los trastornos del desarrollo.
-Atender a la familia en todas sus demandas y necesidades. -Atender los contextos naturales de cada niño y familia.
Por este motivo las tareas a realizar en la intervención deben dirigirse al niño y a su familia teniendo en cuenta el entorno en el que se desenvuelven. Respeto al niño se plantea como objetivo, mediante el juego, favorecer su desarrollo, potenciarle la autoestima, ayudarle a alcanzar el máximo grado de autonomía personal y en definitiva potenciar el reconocimiento de la individualidad. Respecto a la familia el objetivo es favorecer la implicación de ésta en todo el proceso de intervención alentando su participación activa en todas las actividades de la vida diaria y las específicamente lúdicas y procurando su bienestar; además de ayudar a superar el tránsito que supone la aceptación de un trastorno del desarrollo e integrarlo en la dinámica familiar. Respeto al entorno, el objetivo es alcanzar el mayor grado de integración social.
Importancia del juego en la Atención Temprana
El juego es el primer lenguaje del niño. Por medio de la actividad lúdica los pequeños interactúan con los objetos, desarrollan sus sentidos, adquieren habilidades, expresan fantasías, sentimientos, se relacionan con otras personas, adquieren pautas de conducta, imitan… A través del juego interiorizan la realidad circundante y expresan su mundo interior. El juego ofrece indicadores para atender al niño y observar su evolución física y mental.
En Atención Temprana el juego y los juguetes son elementos imprescindibles para llevar a cabo los programas de intervención con niños que tienen trastornos en su desarrollo o factores de riesgo. No hay que olvidar que los niños que acuden a los Centros de Desarrollo Infantil y Atención Temprana (CDIAT) están en edad de jugar y, por consiguiente, su programa de trabajo se debe basar en la actividad a través del juego y de los juguetes, con ello mejoraremos las condiciones de aprendizaje, las actitudes del niño hacia los profesionales, afianzaremos los aspectos motivacionales y favoreceremos su imaginación.
La actividad se ha de plantear de manera lúdica, variada, atendiendo a sus posibilidades y respetando su ritmo. Es necesario disponer de una amplia y variada colección de objetos y de juguetes que faciliten el juego individual y las actividades lúdicas socializadoras.
A los padres corresponde también implicarse en las actividades de juego porque con ellas mejorarán las condiciones de crianza y enriquecerán los estímulos del entorno familiar del niño, y también porque les facilitará la vinculación y la afectividad con su hijo.
El juego es un excelente recurso terapéutico, pero hay que tener en cuenta que los niños aprenden con mayor facilidad cuando disfrutan con lo que hacen y además lo comprenden, por dicho motivo hemos de adecuar nuestras propuestas lúdicas teniendo en cuenta: la edad cronológica y nivel cognitivo, el grado de autonomía motriz y funcional, los intereses lúdicos del niño, las habilitaciones necesarias para que el niño pueda realizar la actividad lúdica, los objetivos terapéuticos globales y específicos para cada trastorno.
Cómo favorecer el desarrollo a través del juego
En esta etapa de 0 a 2 años, el juego temprano y variado contribuirá de manera positiva en el desarrollo de todas las áreas: motora, cognitiva, comunicación y lenguaje, social y autonomía personal, pero como veremos, en cada periodo del desarrollo infantil determinados juguetes pueden ser muy útiles para estimular unos aspectos u otros.
-De 0 a 6 meses En el período de edad comprendido desde el nacimiento hasta los seis meses de vida es vital, para el desarrollo del bebé, estimular los sentidos y la motricidad. Por tanto, la estimulación del desarrollo del bebé consistirá en mostrarle nuevas experiencias que activen sus sentidos y le ayuden a conocer y ejecutar sus distintas capacidades motrices para que se descubra a sí mismo y las múltiples formas en que puede actuar sobre el medio.
Durante los primeros días de vida, el bebé es capaz de observar aisladamente todo aquello que le llama la atención y, a partir de las 10-12 semanas, empieza a captar imágenes de conjunto. Por esta razón, los juguestes más adecuados para utilizar en este período de edad serán aquellos que tengan colores vivos, con texturas y formas variadas, que incluyan movimiento y sonidos, además de ser ligeros para que los pueda coger y mantener con facilidad.
Disponer de juguetes con este tipo de características que le capten la atención y el interés, favorecerá la exploración de su entorno inmediato y de sí mismo para dar paso a la formación de aprendizajes posteriores. Son idóneos para este periodo los siguientes juguetes: móviles; proyector de luces y sonidos; muñecos blandos, pequeños y de tacto suave; juguetes para fijar en la cuna y/o en el carrito; pelotas blandas con distintas texturas; mordedores; muñecos de goma; sonajeros; alfombras, mesas, peluches, gimnasios y centros de actividades.
-De 6 a 12 meses en esta etapa de la vida del bebé, una de sus principales actividades será la de manipular objetos. Será capaz de coordinar sus manos acercando los objetos a su boca y se sentirá atraído por los objetos sonoros que emitan sonidos fuertes. Además, el bebé aprenderá a moverse por sí mismo y a ejercer control sobre los juguetes al ser capaz de mantenerse sentado; le gusta explorar, arrastrar y tirar juguetes.
Es necesario que los juguetes tengan un gran contraste de colores, de sonidos, de texturas y que realicen movimientos. Aquellos que emitan voces y sonidos favorecerán también la discriminación y reconocimiento de las mismas. Todos ellos tendrán que tener una característica en común: deberán ser interactivos y muy duraderos.
Los juguetes más adecuados a esta edad son: encajables sencillos; centros de actividades de manipulación y sensaciones sensoriales; libros de goma, tela, cartón de hoja gruesas; juguetes musicales; sonajeros; mordedores; juguetes para el baño; tentempiés; pelotas grandes y pequeñas de goma blanda; juguetes de formas blanditas; muñecos de trapo; balancines, andadores y arrastres; cuentos interactivos (electrónicos); juguetes que estimulen el gateo; alfombras sensoriales.
-De 12 a 18 meses Esta etapa estará marcada por grandes cambios en el desarrollo del niño. Este adquirirá una mayor movilidad y autosuficiencia a nivel motor y la inteligencia sensoriomotriz le permitirá, tanto manipular objetos como explorar el espacio.
El niño irá probando y enseyando nuevos procedimientos cada vez que se encuentre con una situación distinta, de esta forma (por ensayo-error), será capaz de descubrir nuevos esquemas que darán solución a las situaciones con las que se encuentre. Además, en este período la imitación se hará más activa y deliberada y establecerá relaciones causales más realistas.
Los juguetes más aconsejables para este periodo de edad serán: bloques de plástico para apilar y tirar; juguetes para la bañera; muñecos que representen el cuerpo humano; muñecos de goma, felpa o trapo; juguetes para construcción; teléfonos de juguete; marionetas de dedo o guante; pizarras; juegos de formas; juguetes musicales; cuentos de actividades; cochecitos; juguetes de arrastre; balancines; columpios; triciclos; pelotas.
-De 18 a 24 meses A partir de los 18 meses de edad, el niño conseguirá una movilidad completa que le ofrecerá nuevas posibilidades de exploración con respecto a su entorno y una mayor independencia. Además, a nivel cognitivo adquirirá la madurez necesaria para poseer esquemas de acción interiorizados, o lo que es lo mismo, esquemas de representación.
De este modo, la inteligencia actuará cada vez más con representaciones, anticipando los efectos sin necesidad de probarlos.
Al final de este período aparecerá el juego simbólico en el “jugar como si…”, lo cual supondrá el paso de la inteligencia sensoriomotora a la inteligencia simbólica.
Los juguetes más aconsejables para este período de edad son: triciclos, caballitos, balancines y correpasillos sin pedales; juegos de construcción un poco más complejos, pero todavía de piezas grandes y colores brillantes; rompecabezas de pocas piezas y grandes; puzzles de 2-3 piezas; encajables; juguestes que favorezcan la imitación (cocinitas, tocadores, etc.); muñecas con vestiditos, cunas y demás utensilios; juguetes que representen oficios; animales, vehículos, objetos del entorno…; vehículos con batería; juegos de arena; musicales; vehículos de pequeño tamaño; casas de tela y de plástico; toboganes, columpios…; pizarras magnéticas y de agua; muñecos pequeños y accesorios; disfraces.