Terapia/Educación Asistida con Animales y los TEA (Ago.10)

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La Terapia/Educación Asistida con Animales en países anglosajones hace años que se viene realizando y en España está ganando cada vez más adeptos y se ha demostrado científicamente que es de gran utilidad e importancia en diferentes ámbitos de la terapia y educación aplicada a personas con diferentes discapacidades o necesidades especiales (Tercera Edad, Drogodependientes, Violencia de Género…).

Sobre el Autismo existen estudios, escritos y experiencias basadas en personas que padecen este trastorno usando animales en diferentes intervenciones terapéuticas o educativas. Por citar algunos autores tenemos a Granger y Kogan (2.003) que dicen: “El uso de la TAA ha tenido éxito con niños autistas, especialmente en el aumento de la autoestima, la socialización y el desarrollo de las habilidades del lenguaje (Law & Scott, 1995)”.

También sabemos que el utilizar animales en estas intervenciones y con este colectivo hace que haya un aumento de la interacción social y una disminución de las conductas de autoestimulación; que se incrementen las conductas de juego; que la aproximación al animal vaya seguida de la aproximación al Terapeuta; y que el contacto con el animal vaya acompañado de un mayor y mejor uso del lenguaje con signos o verbal.

Desde la Asociación de Terapias y Actividades Asistidas con Animales de la Safor (Ataaasafor) tenemos experiencia con el Autismo ya que hemos tenido el placer de participar en dos Proyectos de Terapia: uno, con niños y niñas en un Colegio de Educación Especial (más información: http://www.lasprovincias.es/v/20100219/safor/amigo-despierta-sentidos-20100219.html); y otro, con personas adultas en un Centro de Día (más información: http://www.gentedelasafor.net/noticias/articulo-10995.html), dando ambos buenos resultados.

Áreas y Objetivos que se pueden trabajar con un animal.

Con un animal se puede trabajar en las sesiones, entre otras, las siguientes áreas y Objetivos:

• área psicológica y cognitiva: el incremento de la capacidad de prestar atención; el aumento de la autoestima y la confianza en sí mismos; la memoria; la concentración.

• área de conducta: el aumento de la flexibilidad mental y comportamental; el aumento de la capacidad de anticipar acontecimientos; el responder al nombre cuando se le llama; el aumento de la tolerancia a la frustración; el aumento del cumplimiento de consignas del adulto; el aumento de la capacidad de espera; el control de la huída o la reducción de las conductas de fuga; la reducción de las conductas estereotipadas.

En cuanto a la reducción de las conductas estereotipadas, Burch (2.003) dice: “Los pacientes con estereotipias como el balanceo, aleteo de las manos, o que hacen ruidos, pueden mostrar menos conductas de falta de adaptación en presencia de un animal”.

Desde la Asociación hemos podido comprobar que se han reducido las conductas estereotipadas ante la presencia de nuestros perros-y en la tercera sesión- y ha sido en el proyecto con Discapacidad Intelectual en el que hemos colaborado, en el cual participaban varias personas con Autismo. Una de las Psicólogas que se encargaba de llevar el grupo manifiesta en un reportaje sobre la estereotipia de palmeo de manos de un chico, lo que sigue: “uno de los mayores logros ha sido el de que uno de los chicos autistas no palmee, tratándose de una estereotipia que le impide en muchas ocasiones hacer vida normalizada”. Más información sobre dicho Reportaje: “Personas con discapacidad intelectual mejoran su calidad de vida gracias a terapias con animales” (de la página 13 a la 15): http://www.saforguia.com/filecddigiteca/00262SG_1190_p.pdf.

• área de la comunicación y del lenguaje: la facilitación de la comunicación tanto verbal como no verbal; el incremento del vocabulario o del lenguaje de signos; la construcción correcta de las frases; la mejora en la articulación de las palabras; la mejora en el contacto ocular, la conducta de señalar y la de imitación; la discriminación de imágenes; el responder a preguntas (mediante lenguaje de signos o con las palabras sí o no).

• área de aprendizaje: la adquisición de nuevos aprendizajes en referencia a responsabilidades como los cuidados del perro (higiene y alimentación), sus juegos y su adiestramiento; el aprender el nombre de personas importantes para el paciente (el perro es una de ellas); la expresión y reconocimiento de emociones; los conceptos espaciales (dentro, fuera, encima, debajo); los conceptos temporales (ahora, después); otros conceptos como colores, tamaño, forma…

• área de socialización: el incremento en las relaciones afectivas; el desarrollo del respeto hacia los animales; el aumento del deseo de realizar actividades en grupo; comprensión y seguimiento de instrucciones; las fórmulas sociales (saludo, despedida); el aceptar el contacto y compañía de otros; la demanda de ayuda; el reconocimiento de emociones.

• área psicomotora: el aumento de la actividad y de las ganas de ejercitarse; la motricidad fina y gruesa; el esquema corporal; la lateralidad; el caminar durante los paseos de manera apropiada.

• área de autonomía personal: los hábitos de higiene; el vestirse y desvestirse; los desplazamientos; el recoger objetos personales, juguetes y materiales; el seguir una secuencia de acciones (lavarse las manos, dejar o coger los objetos personales…).

Para alcanzar los objetivos a los animales se les puede utilizar, entre otras cosas, como: agente motivador; potenciador de la autoestima y de la afectividad; modelo; reforzador de conductas; estímulo multisensorial; fuente de contacto físico.

Ya en el año 1.969 Levinson dijo sobre niños con Autismo: “Al trabajar con estos niños, hay que permitirles que vayan a su propio paso y ayudarles con la interacción terapéutica. Buena parte de esta ayuda provendrá del animal de compañía y, lo más importante, es que se presenta en forma de contacto físico. Como indica Des Lauriers (1.967), la comunicación debe estar llena de estímulo sensorial”.

Hay que tener en cuenta que la estimulación sensorial es muy importante y sobre todo el tacto. Por un lado, porque el interactuar-tocar o acariciar- con el animal hace que se conecten con la realidad; y por otro, el acariciar un animal es beneficioso para la salud y el bienestar de las personas, ya que la calidad de las relaciones sociales depende en gran parte del tacto; siendo las sesiones una gratificación táctil, con valor terapéutico, tanto para la mejora de la salud psicológica como de la física.

Futuro Proyecto de Ataaasafor con Niños con Trastorno de Espectro Autista.

Los que nos conocen ya saben que desde la Asociación estamos muy motivados y tenemos muchas ganas de ayudar a mejorar la calidad de vida y la integración social de personas con discapacidad o necesidades especiales.

Con lo cual en breve vamos a realizar un Proyecto Piloto de Terapia Asistida con Animales en la comarca de la Safor, más concretamente en la localidad de Gandia (Valencia) para enseñar a los niños con Autismo que participen, con edades comprendidas entre los 4 y 7 años, a caminar correctamente por la calle, reduciendo las conductas de fuga que suelen tener, todo ello encaminado a la seguridad del niño/a durante los paseos para poder integrarlo en la sociedad.

El equipo multidisciplinar de este Proyecto estará formado por la Psicóloga Lorena Lucas Tomás que es miembro de la Asociación; la hembra de Labrador Retriever, de nombre Guinness-que con solo 9 meses de edad ya tiene tres Proyectos de Terapia “a sus espaldas”-; y el instructor de Guinness-que es el autor de estas líneas- que se encargará de guiarla durante las sesiones.

Entre los objetivos que se podrían trabajar con Guinness, tendríamos los siguientes:

- Enseñar a caminar durante los paseos de manera apropiada y al lado de la Terapeuta para así reducir las conductas de fuga.

- Mejorar el contacto visual.

- Mejorar la atención y la concentración.

- El seguimiento de instrucciones (para, vamos, cógete al arnés de la perra, premia a la perra…..).

- Tolerar tiempos de espera.

- Bajada del estrés y la ansiedad. El mismo hecho de estar en compañía, acariciar y pasear con un perro ya los reduce.

- Conocer y distinguir el significado de los colores de las luces de los semáforos y aprender cómo y cuándo utilizarlos- siendo para ello imprescindible que sepan con anterioridad los colores, verde y rojo-.

Conclusión.

Considero que es aconsejable la utilización de perros (u otros animales) en estas intervenciones, como herramienta al servicio del Terapeuta o Educador/a; para alcanzar los fines de una forma más rápida y también para mejorar la calidad de vida y la integración social de las personas que tienen Trastorno de Espectro Autista.

Desde la Asociación queremos animar a los familiares de personas con Autismo, terapeutas y educadores/as a que realicen este tipo de intervenciones, en las cuales no sólo se van a obtener resultados sino que además les va a mejorar la calidad de vida. Además, quisiera destacar que la estimulación temprana de estos niños y niñas es muy importante para un mejor desarrollo.

Y ya para finalizar, una de las cosas a tener en cuenta es que hay que velar en todo momento por el bienestar animal, proporcionándole en todo lo posible la ausencia de estrés y una buena salud física y mental. Siendo de obligado cumplimiento el atender tanto a sus necesidades fisiológicas como etológicas y así obtener el máximo rendimiento posible en las sesiones.

Agradecimientos.

Este artículo se lo quiero dedicar a Airon-mi hermano-, un Pastor Alemán que ha pasado a mejor vida y ya no se encuentra entre nosotros y cómo no, se ha llevado consigo un trocito de mi corazón. Le estoy eternamente agradecido por todo el bien que ha hecho a Ataaasafor, a personas con discapacidad y necesidades especiales y también a mí, que además de elevarme mi tasa de aptitud me ha enseñado mucho, más de lo que le enseñado yo a el; y solo espero volver a verle algún día.

Solo me queda hasta que llegue ese momento el mandarle un fuerte abrazo esté donde esté y solo decirle que intentaremos con Guinness hacer las cosas mejor en la Asociación en su honor.

 

Fuente: Ellibrepensador.com
Autor: No se especifica
Fecha: 08 Agosto 2010


Bibliografía

Fine, A. H. (2003): Manual de Terapia Asistida por Animales. Fundación Affinity.

Levinson, B.M (2.006): Psicoterapia Infantil Asistida por Animales. Fundación Affinity.

Miguel ángel Signes Llopis. Presidente de Ataaasafor (www.ataaasafor.es).

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Comprendiendo mejor el síndrome de Asperger a través de la experiencia de un niño mexicano.

Foto de niño con expresión seria

La experiencia de convivir con los niños y las niñas, nos ofrece la oportunidad de poder observar las cosas de una manera diferente. Cuando nos encontramos con un niño o una niña feliz, los grandes problemas se hacen pequeños, el tiempo no existe, cuando sonríen es tan espontáneo y contagioso, que nos alegra a tal grado que participamos de su mundo mágico.

A través de las relaciones que establecemos con los niños y niñas, aprendemos a comunicarnos con ellos de una manera diferente. Es entonces, cuando se despierta en nosotros el deseo de querer conocer más de su mundo infantil lleno de fantasías y de deseos por descubrir el por qué de las cosas y de los acontecimientos.
 
La convivencia continua con los niños, nos permite conocer su historia de vida y al hacerlo, nos damos cuenta que no todas las historias reflejan una vida feliz y exitosa. Algunos niños se tienen que enfrentar desde su nacimiento a problemas de distinta naturaleza, vinculados en algunos casos con la salud, otros con la adaptación al medio y algunos más con factores que limitarán su aprendizaje. Este tipo de niños, se tiene que enfrentar permanentemente a sus limitaciones, debiendo resolver cotidianamente obstáculos de diferente índole para poder tener relaciones sociales adecuadas que los beneficiarán en su desarrollo personal.
 
Las historias de vida de los niños con el síndrome de Asperger, pertenecen a este segundo grupo. Ellos tendrán que aprender, entre otras muchas cosas, a comunicarse adecuadamente, a interactuar con sus pares, a comprender los estados de ánimo de los demás, a manejar su impulsividad y también tendrán que aprender estrategias que posibiliten su desarrollo intelectual y afectivo.

Conociendo el síndrome de Asperger a través de un niño mexicano

Me gustaría que a través de un niño Mexicano, M., quien presenta el síndrome de Asperger y que actualmente cursa 3er. año de primaria en una escuela regular, pudieran conocer los rasgos principales de su personalidad, desarrollo y adaptación escolar.
 
Antes de conocer a M. considero pertinente hacer una breve reseña histórica del Síndrome de Asperger y posteriormente señalar algunas de las características que suelen presentar los niños que presentan este Síndrome.

El pediatra Vienés Hans Asperger describió en su tesis doctoral publicada en 1944 a un grupo de 4 niños que tenían características inusuales en cuanto a sus capacidades sociales, lingüísticas y cognitivas utilizando el término de "psicopatía autista" con el que describía las características del desorden de personalidad de los niños que estudió. Asperger muere en 198,0 poco antes de que el Síndrome que lleva su nombre obtuviera un reconocimiento internacional.

Posteriormente, en los casos observados por Lorna Wing, quien fue la primera persona en usar el término Síndrome de Asperger en un trabajo publicado en 1981, describe las características conductuales de los sujetos estudiados los cuales se parecían a las descripciones hechas por Asperger. Este trabajo le permitió a Wing señalar por primera vez las principales características clínicas del Síndrome de Asperger. Esta autora, elaboró una lista en la que señala algunos criterios diagnósticos que puntualizan las características de los sujetos con el síndrome de Asperger:

1. Interacción social inapropiada con rasgos ingenuos y unipolares. No hay empatía ni reciprocidad. La capacidad para hacer amigos se encuentra muy limitada y en algunos casos es incapaz de establecer lazos afectivos.

2. Habla: no se observa retraso en su inicio; sin embargo el contenido es extraño, pedante y estereotipado. La comunicación verbal es poca o nula. Se pueden observar voz monótona, gestos inapropiados o poca expresión facial.

3. Presentan resistencia al cambio y gusto por actividades repetitivas. Ante algunos temas u objetos se les encuentra absortos.

4. Sus movimientos o posturas son extraños y mal coordinadas. En algunas ocasiones, sus movimientos son estereotipados.

5. Presentan buena memoria de repetición, intereses especiales y muy limitados.

Escalante y Marcos (2000), señalan que la edad de aparición aproximada del Síndrome de Asperger es a los tres años. Los niños con este Síndrome empiezan a caminar tarde, pero antes empiezan a hablar. Su lenguaje se orienta a la comunicación pero se queda en "un tráfico de un solo sentido", pues no es un lenguaje recíproco. Los niños con el Síndrome de Asperger evitan tener un contacto ocular con los demás; estos niños viven en nuestro mundo, pero a su manera, presentando alteraciones en las habilidades sociales. Sin embargo, su pronóstico en este aspecto es bueno. Los niños con el Síndrome de Asperger, tienen rasgos de personalidad y de conducta muy especiales entre los que se señala un interés muy intenso en algún teme en particular.
 
Después de conocer en parte la historia del Síndrome de Asperger y sus características finalmente, conoceremos a M.

En 1998 cuando M. tenía 5 años 2 mese tuvimos nuestro primer encuentro que a continuación narraré:

En ese día de invierno, llegué, como todas las tardes, a mi salón de trabajo dispuesta a entrevistar por primera vez a una pareja que traía a su pequeño hijo. La puerta del salón se encontraba cerrada. Se respiraba un ambiente tranquilo, interrumpido por unos repiqueteos en la puerta acompañados de una voz infantil que decía: "Abran, está cerrado, abran carajo… papito (refiriéndose a él) cálmate ya vas a entrar…, ya llegué…".

Al abrir la puerta, me encontré con M. El pequeño intentaba desprenderse de las manos de su madre para poder entrar al salón y ver qué había en él. Contrastando con la impulsividad del niño, sus padres se mantenían rígidos en el umbral de la puerta, al mismo tiempo que trataban de contenerlo. 

Para los padres de M., la entrevista se desarrolló en un ambiente un poco tenso, ya que querían controlar todo el tiempo los movimientos del niño diciéndole: "No toques, siéntate, vamos a platicar…haz caso, contrólate papito, pórtate bien…".

Mientras transcurría la entrevista, M. nos ignoraba y jugueteaba con un cochecito que había encontrado al abrir un cajón. Se entretuvo por algún tiempo explorando un espacio que le ofrecía descubrir nuevos objetos. M. parecía haber encontrado un lugar donde refugiarse.
 
Les pedí a los padres de M. que lo dejaran actuar libremente mientras platicábamos, lo cual sirvió por una parte para que los padres se sintieran más relajados y, por la otra, me permitió observar la conducta del niño quien parecía no haberme visto, me ignoraba y al parecer, no le interesaba mi presencia.
 
M. es un niño que no puede pasar inadvertido, su pelo ensortijado enmarca una carita alegre cuyos ojos profundamente negros e inquietos se mueven constantemente. En algunos momentos, su mirada la percibí ausente, distante e impenetrable y el establecimiento adecuado de contacto visual fue esporádico.
 
En la primera entrevista y en las subsiguientes, observé que M. tenía muchos problemas para poder concentrarse y manejar sus impulsos. Cuando se encontraba en el área de trabajo, daba la sensación como si una ráfaga de viento hubiera entrado y empezara a mover los objetos, no había respeto a los espacios de "los otros", parecía no conocer límites y nos ignoraba. Abría y cerraba cajones, se movía de un lado a otro como si buscara algo pero sin tener un objetivo específico.

Los padres informaron que la historia personal de M. se inició con algunas complicaciones, ya que durante el período perinatal presentó sufrimiento fetal secundario a trabajo de parto prolongado al haber presentado circular de cordón. No obstante las maniobras obstétricas aplicadas, M. presentó anoxia originada por haber broncoaspirado líquido del meconio. Secundario a ello, se originó un cuadro de paro respiratorio habiendo sido necesaria la aplicación de maniobras de resucitación. M. fue atendido neurológicamente desde ese momento, ya que se presentaron dos episodios convulsivos que fueron controlados con Epamín, medicamento que fue suspendido a los tres meses de edad al no volverse a presentar crisis convulsivas.

Durante su primer mes de vida, M. permaneció veinticinco días en terapia intensiva recibiendo respiración artificial por problemas de neumotórax. Superado este período crítico, la existencia de M. transcurrió aparentemente sin problemas serios de salud. Sin embargo, las pautas de maduración en cuanto al desarrollo motor y del lenguaje se dieron con cierta lentitud, por lo que el nivel de su desarrollo general estaba ligeramente por abajo de lo esperado para su edad cronológica, pero sin llegar a ser preocupantes para los padres estas observaciones. Hasta antes de cumplir los 2 años 9 meses de edad, fue un niño risueño, afectivo e interactuaba con sus familiares sin problemas; no obstante era muy inquieto, lo cual agotaba a la madre.

Cuando cumplió los 2 años 9 meses de edad M. ingresó al "Cuarto de bebes" en un colegio particular de la ciudad de México, el cual aplica el sistema Montessori con sus alumnos del Jardín de Niños. Fue ahí donde la guía se percató de las primeras conductas atípicas de M. informando de ello a los padres del niño. El reporte de la guía, señalaba la presencia de un inconstante balanceo corporal y aislamiento del niño con respecto a sus compañeros. También les señaló que M. durante el desarrollo del trabajo que se realizaba con el grupo dentro del ambiente Montessori, no mostraba interés por los objetos que se le enseñaban. La guía lo percibía "ausente", no tenía contacto con ella. Les dijo que en algunas ocasiones, cuando estaba muy ansioso y poco tolerante, se agredía golpeándose la cabeza con la pared o en el piso. Los padres se inquietaron mucho ante los comentarios de la guía y también lo observaron en la casa, con lo cual pudieron constatar lo dicho por la guía.

En el ámbito familiar los problemas se acentuaron, ya que M., aparte de presentar las conductas anteriormente señaladas, también tenía alterado el patrón del sueño, despertándose por las noches y teniendo mucha dificultad para conciliarlo nuevamente. El trastorno en el sueño tuvo repercusiones negativas en los miembros de la familia, ya que los padres se sentían agotados y poco tolerantes. Aunado a esto, M. se encontraba muy irritable y su hiperactividad se acentuó. También aparecieron en el niño manifestaciones negativas en su conducta, reflejándose en su poca tolerancia a los ruidos fuertes, así como muestras de ansiedad, llanto e incomodidad cuando se encontraba en lugares muy concurridos. Ante estos problemas, los padres de M. se sentían muy confundidos y desorientados, por lo cual, decidieron buscar ayuda profesional. Acudieron de un profesional a otro, ya que los diagnósticos eran muy contradictorios, y ninguno determinante.

M. fue diagnosticado inicialmente por el primer neuropediatra al que acudieron como un niño con "inmadurez neurológica generalizada", posteriormente solicitaron una evaluación psicológica en la cual se le catalogó como "psicótico", otro diagnóstico más lo señaló como un niño con "déficit de atención" aunado a problemas de hiperactividad y retardo generalizado en los procesos de aprendizaje.

En la medida en que los padres solicitaban una nueva opinión, el desconcierto se incrementaba y la confusión en la que se encontraban era abrumadora. El factor que más les angustiaba en aquellos momentos, fue que M. no estaba siendo atendido adecuadamente. Ellos estaban haciendo todo lo que estaba a su alcance, pero no veían mejoría en el niño; los problemas conductuales, de sueño, de lenguaje, de adaptación y de aprendizaje se agudizaban, y ellos no sabían que hacer.

No fue sino hasta que M. cumplió los cinco años de edad cuando después de habérsele aplicado una serie de pruebas, tanto en el aspecto neurológico como en el psicopedagógico y del lenguaje, fue diagnosticado como un niño que presentaba el Síndrome de Asperger.

Como se pueden dar cuenta, diagnosticar a los niños que presentan el Síndrome de Asperger no es una cuestión sencilla. Para ello es necesario contar con un equipo de especialistas que estudien minuciosamente el caso, siendo en algunas ocasiones necesaria la medicación que ayudará a reducir los estados de angustia, hiperactividad e inclusive alteraciones en los períodos de sueño.

Al recibir los padres de M. el diagnóstico definitivo, pasaron por una etapa de negación ya que no es fácil aceptar que su hijo, por las características conductuales, de socialización y de comunicación que manifiesta, se encuentra ubicado dentro del Espectro Autista. Pasado este período de negación, finalmente los padres de M. aceptaron el diagnóstico y se abocaron a investigar las mejores propuestas de atención que había para el manejo del niño.

Sugerencias pedagógicas propuestas para lograr la integración de M. al aula regular

A continuación se dan a conocer las sugerencias que se le propusieron a la maestra de M. para lograr la integración del niño a una aula regular:

a. Conocimiento de las características del síndrome por sus pares y sensibilización del grupo donde se integró a M. El conocimiento de las características conductuales, sociales y de comunicación, les permiten a los niños con el Síndrome de Asperger integrarse con mayor facilidad al aula regular, ya que sus pares los comprenden y los ayudan en muchas ocasiones a contenerse.

b. Empleo cotidiano de un cronograma de actividades: Mediante el empleo cotidiano del cronograma, el niño con el síndrome de Asperger puede anticipar situaciones y rutinas las cuales, si se llegaran a presentar intempestivamente, podrían ocasionarle ansiedad, inseguridad e impulsividad en la ejecución del trabajo, y con ello se provocaría la aparición de conductas no adecuadas. El cronograma es una guía gráfica de los acontecimientos y acciones que el niño realizará durante el transcurso del día. Con su empleo, se puede lograr en el niño con el síndrome de Asperger una mayor flexibilidad mental, ya que él tiene la posibilidad de anticipar acontecimientos

Rivière y Martos (1996), señalan que junto a los trastornos de comunicación, de establecimiento de relaciones sociales y de imaginación, los niños autistas también presentan trastornos para encontrar el sentido a sus acciones. El niño, tiene muchas dificultades para el manejo del futuro, lo que está muy relacionado con la tesis del déficit en funciones ejecutivas.

Con el manejo del cronograma, se estimulan las funciones ejecutivas en las cuales se incluye la planificación de conductas dirigidas hacia una meta concreta, la organización del tiempo, de actividades, así como la inhibición de respuestas inapropiadas y de conductas perseverativas.

En el cronograma, se le da más sentido a las acciones por realizar. El niño tiene la oportunidad de predecir y puede percatarse con más claridad de las metas finales de su trabajo y conducta.

c. Aplicación de un lenguaje claro y preciso: Los niños con el Síndrome de Asperger tienen dificultad para entender instrucciones y órdenes complejas por lo cual, es necesario simplificarlas.

d. Empleo de claves visuales: Es de gran ayuda emplear claves visuales por medio de las cuales el niño podrá reconocer avisos, objetos, actividades y acontecimientos.

e. Flexibilidad en el manejo del ritmo de trabajo, así como en otorgar y administrar el tiempo en el momento en el que el niño con el Síndrome de Asperger da respuestas y desarrolla actividades: Los niños con el Síndrome de Asperger, manejan de una forma diferente los tiempos de ejecución de las tareas. Se sienten muy inseguros y ansiosos si se les presiona. Es necesario respetar su ritmo para no angustiarlos.

f. Prestar ayuda y apoyo en los momentos en los que el niño no pueda manejar la frustración: Cuando el niño no pueda resolver alguna situación problemática, es necesario que se le preste ayuda y se le apoye para que se sienta seguro y se eviten conductas impulsivas.

g. Reforzar y reconocer logros y conductas positivas: El niño con el Síndrome de Asperger, se siente muy feliz cuando ha logrado alcanzar un objetivo y se siente muy motivado para seguir trabajando cuando se reconocen sus logros. Es recomendable reforzar sus éxitos y conductas positivas, ya sea en forma verbal diciéndole algunas palabras de aliento o proporcionándole una caricia (cuando esto le agrade).

h. Libertad en el manejo del tiempo fuera dentro de una actividad de aprendizaje: Cuando la tarea que está desarrollando el niño le causa fatiga, y con ello momentos de ansiedad y estrés, las conductas que presentan son de impulsividad al abandonar la tarea que está realizando, además de negarse a continuar con el trabajo iniciado. Podemos deducir que los factores que intervienen para abandonar la actividad se deben a una sobrecarga sensorial, lo cual origina en el niño que tienda a desequilibrarse fácilmente ante la tarea. Se sugiere en estas ocasiones, suspender la actividad que se está realizando y continuar observando las conductas que el niño realiza para poder aplicar en otro momento actividades menos estresantes.

En el aula, cuando los períodos para desarrollar una actividad son muy prolongados, el niño tiende a pararse de su lugar y pasear libremente alrededor del aula. En las ocasiones en las que esta conducta se presente, inicialmente se puede permitir, siempre y cuando no interrumpa el trabajo que en esos momentos estén realizando sus compañeros. En el caso contrario, cuando se le obliga a continuar y a estar en su lugar, la tendencia conductual será de llanto, originándose episodios de berrinche e impulsividad. Sin embargo, la libertad de acción lo tranquilizará y posteriormente se podrá reanudar nuevamente la tarea que quedó inconclusa.

En la medida en que el niño va tomando consciencia de sus actitudes y va adquiriendo mayor control de sus impulsos, se le irán marcando límites más estrictos.

En la búsqueda de estrategias para conocer mejor a los niños y niñas con el Síndrome de Asperger y poder interactuar con ellos en el aula regular, se consideraron a las estrategias lúdicas como las más adecuadas, ya que el desarrollo de la afectividad, de la socialización, de la motricidad y del conocimiento, están estrechamente relacionadas con las actividades del juego, mediante las cuales, los niños y niñas son capaces de poner en práctica todos sus sentidos, sus habilidades y sus destrezas. Por medio del juego, pueden adaptarse a la realidad, pueden manejar sus miedos, temores, frustraciones, sus impulsos y sus sentimientos, así los niños y niñas aprenden y son felices.

A través de las estrategias lúdicas el niño con el Síndrome de Asperger:

· Mejora sus relaciones sociales: Al darle la oportunidad de desarrollar conductas que le permitan iniciar, establecer y mantener relaciones adecuadas con las personas que lo rodean e interactuar adecuadamente con ellas.
 
· Incrementan la capacidad de referencia conjunta: Al proporcionarle experiencias en donde tenga la necesidad de participar verbalmente en la planeación de eventos o actividades y en las cuales tienen que intervenir otras personas para lograr un fin determinado al tener un mismo objetivo.
 
· Desarrollan funciones comunicativas: Al darle la oportunidad de expresar sus deseos, sentimientos e ideas tratando de que lo haga en forma clara.
 
· Estimulan el lenguaje expresivo: Al propiciar situaciones adecuadas en las que el niño pueda manifestar sus emociones y sentimientos.
 
· Desarrollan el lenguaje receptivo: Al sensibilizarlo para que pueda entender tanto el lenguaje verbal como el no verbal.
 
· Al niño se le capacita para que pueda manejar adecuadamente estrategias de anticipación y planeación: Al darle la oportunidad de conocer eventos y acontecimientos en donde puede anticipar consecuencias.
 
· Mejora la flexibilidad de su pensamiento: Al proporcionarle estrategias para que sea capaz de adaptarse a situaciones nuevas sin angustiarse.
 
· Estimula la ficción o imaginación: Al invitarlo a participar en juegos de ficción e imaginación representando a diferentes personajes.
 
· Incrementa su capacidad de imitación: Al enseñarle estrategias con las cuales sea capaz de imitar conductas, actitudes, forma de comunicarse y expresarse.

Mediante la aplicación de las estrategias lúdicas trabajadas durante el año escolar, M. pudo entender comportamientos no verbales, estableció relaciones sociales adecuadas con sus pares y pudo acceder a la apropiación de conocimientos lingüísticos, matemáticos y los relacionados con el medio ambiente y la salud.
 
Actualmente, M. es feliz al cursar 3er. año de primaria en una aula regular en donde aprende, ríe y juega como los demás niños de su misma edad.

Autora: Crisanta Cruz González de Escalante
Especialista en Problemas de Aprendizaje y lenguaje.
Maestría en Psicodiagnóstico.
México 2004

Referencias:
 
Escalante, C. y Marcos, E. (2000). Síndrome de Asperger, programa de intervención para
la educación sexual del adolescente. México, UDLA.

Rivière, A. Y Martos, J. (1997). El tratamiento del autismo: nuevas perspectivas. Madrid, 

Artegraf.

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